domingo, 17 de julio de 2011

Mauricio, el asesino en serie

Ya en San Salvador se ha tranquilizado todo un poco. Ducha caliente para sentar la cabeza. Tarde de viernes tranquila pintándonos las uñas, hablando por skype y comiendo oreos. Rutina perfecta para sentirnos como en casa. Por la noche copas y bailoteos con todos. Imprescindible para sentirnos en la civilización.

Pero el camino desde el Playón, pasando por Tecoluca donde Clara y Adriana se quedarán a partir de la semana que viene, fue de los momentos más divertidos del día. Creo que llevábamos días sin reír tanto.

Nuestro protagonista del día: Mauricio. Mauricio Orellana es nuestro jefe en Cordes y nuestro conductor personal en la ruta San Salvador – el Playón. Hasta el momento nos parecía un tipo peculiar. Siempre está de acuerdo con nosotras y parece no enterarse demasiado de lo que pasa a su alrededor. Pero la conversación de dos horas encima de la pick-up hasta San Salvador fue muy graciosa.

Una confesión por parte de Mauricio al explicarle que habíamos chafado un sapo de camino a casa: “Soy un asesino en serie” desencadenó una conversación de lo más surrealista. Después de decirnos haber matado un caballo, dos vacas y siete u ocho perros acabó confesando el crimen de dos búhos y un cerdo, también. Detalles de algunos de sus crímenes incluidos. Cuando mató al caballo, se le rompió el cristal, y el caballo se quedó encima del capó, medio dentro del coche. En el caso de las vacas, la pick-up se había quedado encima de las vacas. Marcha atrás y darse a la fuga para que el propietario no se enterase. La mejor historia, el cerdo. Volviendo de una reunión en otro pueblo, con un compañero de Cordes, mataron un cerdo. Lo pusieron en la parte trasera de la pick-up, y al llegar al playón se lo comieron. Surrealista, todo ello repitiendo constantemente: “Tengo un récord de matar animales. Soy un asesino en serie de animales”.

Además, de camino a San Salvador, por la carretera, te encuentras varios carteles con anuncios de Dios. Al preguntarle quien pagaba por esos carteles su respuesta nos dejó estupefactas: “Pues imagino que será Dios, ¿no?”. La gran historia del restaurante de su amigo, cuya especialidad son los perros y la gran respuesta a la frase “pues sino coges el bus” (coger en estas tierras tiene connotación sexual), que fue “si hayas por donde, ándale”.

Quedan muchos viajes al Bajo Lempa y Mauricio para rato, así que no os defraudaremos con sus historias.

Un beso desde Papiol civilizado.

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