lunes, 15 de agosto de 2011

El Salvador ft. Guatemala

Guatemala es color. Si tuvieras que definir en una sola palabra todo lo que te transmite Guatemala, sin duda la palabra es color. Los colores en Guatemala son más intensos que en cualquier otro lugar del mundo.

Cinco días por delante. Fin de semana con nuestros compañeros de ESADE que se encuentran en Guatemala. Muchas ganas de escuchar las mil historias que todos nos tienen que contar. Muchas ganas de reír con cada anécdota, de asombrarnos con cada relato.


Primera parada: Panajachel. Viernes noche honor a los fiestones españoles. Intentar convencernos de que beber en aguas internacionales era la mejor opción que teníamos. Bailoteos y riasas. Sábado surcando el Atitlán y disfutando del sol. Parada en Santiago antes de comer, donde San Maximón nos dejó alucinados a todos. Dejando aparte el nombre (espero que a nadie se le haya ocurrido ponerle Maximón a su hijo por aquellos andares), una mezcla de santo cristiano que se ha visto perturbado por la cultura maya. Pero es que recorrer una callejuela para llegar a una habitación donde la densidad de incienso rozaba lo inrespirable, donde las luces de navidad recubrían un Cristo y una musiquita de postal de navidad no paraba de sonar no era ni de lejos tan impactante como la ceremonia que allí se estaba llevando a cabo. Un hombre poniendo velas cada 30 segundo, hablando sin parar a una figura tallada en madera, vestida con ropas tradicionales, un puro encendido en la boca, y una vez terminados los rezos: inclinar a San Maximón hacia atrás, sacarle el puro, botella de ron y a hacer beber al Santo. ¡La de resacas que debe llevar encima el pobre Santo! Baño en el lago, y que Guatemala decida abandonar a El Salvador después de comer en un hotelito en el acantilado donde no nos hubiera importado quedarnos perdidos (luego se arrepintieron y nos vinieron a rescatar).


Segunda parada: Chichicastenango. Dando gracias a las clases de marketing y a Carles Torrecilla por lo aprendido del arte del regateo nos dispusimos a cargar nuestras mochilas de regalos guatemaltecos. Un dominio de los quetzales algo dudable después de venir de los lempiras hondureños. Un cargamento de artesanía para casa.

Y por supuesto, para finalizar nuestras hazañas, dos días en Antigua para hacer honor a nuestro viaje. Paseos relajados, pasteles, libros, mimarnos un poco.

Cruzar la frontera y todo se convierte en más verde. Llegas a Antigua y las paredes son más llamativas. Caminas por la calle y los vestidos indígenas son de colores vivos. Paseas por Chichicastenango y solo ves colores. Guatemala es sin duda color.

Conclusión de estas pequeñas vacaciones: un montón de experiencias en diez días a lo largo de Honduras y Guatemala que nos hacen volver a El Salvador con la sensación que el tiempo se está esfumando y que dentro de nada nos veremos de vuelta a casa. Días en Utila y Guatemala para recordar una gran ruta por América Central que nos ha dejado con ganas de mucho más.

Un beso desde Papiol ;)

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